Rusia endurece y restringe aun más su política de inmigración. Desde el 2015 y hasta ahora, se ha producido un goteo de cambios normativos que incluyen mayores restricciones a la entrada de profesionales altamente cualificados, limitaciones al número de extranjeros en cada empresa, mayor control en los visados y permisos de trabajo (plazos máximos de un año y no tres como hasta ahora) y aumento de las sanciones en caso de incumplimiento.
Uno de los países más afectados por estas nuevas restricciones es Turquía; hasta ahora gozaba de ciertas ventajas para la obtención de visados de trabajo y en varios sectores estos nacionales eran muy solicitados, especialmente en el sector de la energía y la construcción. Sin embargo, a partir de este año, también para los nacionales turcos se limita el número de empleados de esta nacionalidad no pudiendo superar el de nacionales rusos en la misma empresa.
Se limita igualmente el desplazamiento de personal extranjero a través de agencias de contratación para terceros.