Este verano ha sido especialmente fructífero en cuanto a las relaciones entre la UE y Japón, ya que al acuerdo sobre la protección de datos personales se añade el de envergadura económica que veremos a continuación y del que éste solo ha sido la antesala para facilitarlo.
El acuerdo sobre protección de datos establecido, tratará a Japón como si se tratase de un estado miembro de la UE en una parte crucial de la economía digital moderna: el intercambio y la protección de la información personal de cientos de millones de europeos.
Hasta ahora, la UE, solo consideraba que 11 Estados, entre los que se encuentran Argentina, Israel y Nueva Zelanda por ejemplo, cumplían con estándares de protección similares a los de la Unión Europea, de hecho, en 2015, el máximo tribunal de la UE anuló un acuerdo similar de transferencia de datos con Estados Unidos porque no protegía suficientemente los datos de los europeos, por lo que tuvo que ser renegociado hasta llegar al actual acuerdo vigente.
La circulación transfronteriza de datos es clave para la mayoría de las empresas, ya que se pude incluir la transferencia de información de los empleados, detalles sobre tarjetas de crédito para completar transacciones online y hábitos de navegación personales para ofrecer publicidad específica.
Las estrictas normas de la UE prohíben a las empresas, almacenar información de los ciudadanos europeos en servidores de países que se considera que tienen un nivel de privacidad insuficiente. Desde ahora, Japón pasa a ser uno de esos Estados considerados aptos para manejar datos personales sin necesidad de otros mecanismos de protección o autorizaciones más complejas.
El Reino Unido ha permanecido especialmente atento a este acuerdo, ya que al ser la próxima gran potencia que podría solicitar un acuerdo sobre el flujo de datos similar al pasar a ser considerado no UE.